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Respuesta corta
«Intifada» en árabe significa «deshacerse» o «sacudirse» y se refiere a los levantamientos palestinos contra Israel. El término se acuñó durante la Primera Intifada (1987-1993) y se volvió a utilizar durante la Segunda Intifada (2000-2005). Ambos periodos estuvieron marcados por una violencia significativa, incluidos atentados suicidas, ataques contra civiles israelíes y malestar generalizado en el Estado israelí.
Esencialmente, cuando la gente llama a una «intifada», está llamando a la violencia y al terror contra el Estado de Israel.
Del mismo modo, cuando la gente pide «globalizar la intifada», quiere decir lo mismo a escala mundial: terrorismo, no sólo en Israel, sino en cualquier parte del mundo. Esto constituye un apoyo descarado al terrorismo y a la violencia, y tales acciones deberían considerarse terrorismo interno.
Respuesta larga
Cualquiera que llame a una «intifada global» debe ser considerado un terrorista interno debido a la naturaleza violenta de este tipo de incitación. Es sencillo: el término «intifada » se refiere a los levantamientos palestinos contra Israel y se acuñó durante la Primera Intifada (1987-1993) y la Segunda Intifada (2000-2005). Ambos periodos estuvieron marcados por una violencia significativa, incluidos atentados suicidas, ataques contra civiles israelíes y disturbios generalizados dentro del Estado de Israel. Las organizaciones terroristas palestinas desempeñaron un papel destacado en la orquestación de estos acontecimientos.
El llamamiento a una «intifada global» también refleja las tácticas de las pasadas intifadas palestinas que atacaron deliberadamente a civiles, esta vez no sólo en Israel, sino mucho más allá de las fronteras de Oriente Próximo, especialmente en los países occidentales.
Para que quede claro, «Intifada» es un término antisemita que promueve explícitamente la erradicación de Israel y justifica la violencia contra sus civiles, al tiempo que da energía a una amplia coalición de extremistas, en su mayoría islamistas, que tratan activamente de desmantelar los sistemas democráticos occidentales mediante el terrorismo interno.
Esta evolución del término no es meramente retórica: ya ha dado lugar a un aumento tangible de ataques antisemitas en todo el mundo, incluidas agresiones físicas, actos de discriminación y esfuerzos por suprimir la identidad judía.
Se ha producido un aumento bien documentado de complots terroristas, detenciones e incidentes violentos relacionados con esta ideología, lo que revela un peligro claro y presente. Al abogar por la «intifada», los individuos no se limitan a expresar su solidaridad con una causa controvertida, sino que respaldan una estrategia basada en la violencia indiscriminada y el terror, lo que hace que su postura sea prácticamente indistinguible de la de los terroristas.
En resumen: respaldar una «intifada global» equivale a respaldar el terrorismo global.
Y es algo que las naciones occidentales no deben tolerar dentro de sus fronteras.