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Respuesta corta
Hamás tiene un historial bien documentado de robo de ayuda a Gaza para alimentar a sus terroristas, almacenar para la guerra y financiar sus salarios y el terrorismo vendiendo suministros a comerciantes o directamente a civiles a precios inflados. Los negacionistas afirman que «las FDI lo niegan», pero esa afirmación procede de fuentes anónimas, mientras que las FDI han confirmado abiertamente que Hamás roba ayuda.
También citan un análisis de USAID en el que se afirma que «no hay pruebas de robos masivos por parte de Hamás», ignorando que cubre específicamente sólo la ayuda estadounidense, apenas un tercio del total. Durante estos robos, los palestinos mueren a menudo a manos de Hamás o en reyertas por los suministros, y el propio «Ministerio de Sanidad» de Hamás denuncia las muertes como culpa de Israel.
El patrón es sencillo: llega la ayuda, Hamás se apodera de ella, muere gente, se culpa a Israel y la propaganda entierra la verdad.
Respuesta larga
Hamás tiene un historial bien documentado de robo de ayuda destinada a los civiles de Gaza, desde alimentos esenciales y agua hasta combustible. Esta ayuda se desvía para alimentar a sus terroristas, hacer acopio para la guerra y financiar sus salarios y operaciones terroristas. En lugar de distribuir la ayuda a quienes la necesitan desesperadamente, Hamás la acapara para crear una escasez artificial, alimentando deliberadamente el hambre como cruel estrategia para controlar a la población y manipular la simpatía mundial. Los clanes tribales alineados con Hamás también participan en el robo y desvío de la ayuda, profundizando la corrupción y el caos dentro de Gaza. Hamás se beneficia vendiendo suministros a precios inflados, lo que agrava el sufrimiento de los gazatíes de a pie, que se ven obligados a pagar elevados costes por artículos de primera necesidad.
Es una realidad absurda que Israel siga entregando ayuda a un enemigo que la explota para sostener su maquinaria bélica. A pesar del robo y la manipulación de Hamás, la ayuda humanitaria fluye a través de los canales israelíes, con la intención de salvar vidas, y sin embargo acaba repetidamente dando poder a quienes pretenden destruir Israel. Quienes niegan el robo de ayuda por Hamás repiten a menudo la afirmación de que «las FDI lo niegan», pero esto procede de un informe que cita fuentes anónimas, mientras que las propias FDI han confirmado abiertamente que Hamás roba ayuda. Algunos citan también un análisis de USAID en el que se afirma que «no hay pruebas de robos masivos por parte de Hamás», pero ignoran convenientemente que este informe sólo abarca la ayuda estadounidense, que representa sólo un tercio de toda la ayuda que entra en Gaza.
Mientras Hamás y los civiles palestinos saquean los envíos de ayuda, a veces mueren en enfrentamientos violentos, instigados por Hamás o durante peleas por los suministros. A continuación, el «Ministerio de Sanidad de Gaza» -entidad dirigida por el propio Hamás- informa falsamente de estas muertes como causadas por Israel. Las cifras se inflan sistemáticamente con fines propagandísticos. Aún más engañosas son las mentiras que culpan de las muertes en los centros de ayuda de la ONU a los puntos de entrega de ayuda gestionados por la Fundación Humanitaria de Gaza. Con ello se pretende desviar la culpa y cerrar esos puntos porque eluden a Hamás y entregan la ayuda directamente a los palestinos, cortando el flujo de beneficios de Hamás.
El patrón está claro: llegan los camiones de ayuda, Hamás roba y acapara los suministros, la gente muere en enfrentamientos violentos, se culpa a Israel y la propaganda oculta la verdad. Hamás utiliza el robo de ayuda como herramienta deliberada para mantener el poder controlando los recursos y sembrando el miedo, haciéndose la víctima. Mientras tanto, Israel lucha por salvar vidas mientras su ayuda se convierte en un arma en su contra.