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Respuesta corta
El sionismo es distinto del racismo, que es la creencia en la superioridad de una raza sobre otras. El sionismo aspira a una patria judía, no a la superioridad racial.
La Declaración de Independencia de Israel garantiza la igualdad de derechos independientemente de la religión, la raza o el sexo. El tropo de «sionismo es racismo» se originó en la Unión Soviética como táctica de la Guerra Fría y cobró fuerza con la Resolución 3379 de la ONU en 1975, que fue derogada por la Asamblea General de la ONU en 1991. Esta falsa ecuación se utiliza como arma para aislar y demonizar a Israel.
Respuesta larga
El sionismo es distinto del racismo. El racismo es la creencia en la superioridad de una raza sobre otras, unida a la discriminación o al antagonismo. El sionismo no es un movimiento para excluir o perjudicar a los árabes. Es la aspiración de liberación nacional judía originada en respuesta al antisemitismo europeo, que aspira a una patria judía en la tierra histórica, no a la superioridad racial. La Declaración de Independencia de Israel garantiza la igualdad de derechos independientemente de la religión, la raza o el sexo.
La declaración «El sionismo es racismo» se originó en la Unión Soviética a mediados de la década de 1960, inicialmente como táctica durante las negociaciones para la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial. La condición de la Unión Soviética para condenar el antisemitismo era condenar también el sionismo y el nazismo. Esta idea cobró fuerza en 1975 con la Resolución 3379 de la Asamblea General de la ONU, que declaraba el sionismo «una forma de racismo y discriminación racial». Aprobada durante la Guerra Fría, esta resolución formaba parte de una estrategia soviético-árabe para deslegitimar a Israel.
Muy criticada, la resolución se consideró una distorsión del sionismo como movimiento de liberación nacional judío. Fue derogada en 1991 por la Asamblea General de la ONU, con la oposición únicamente de algunos Estados árabes y musulmanes, Cuba, Corea del Norte y Vietnam. A pesar de la derogación, el concepto persiste en los debates sobre el conflicto palestino-israelí y la naturaleza del sionismo.
Este tropo histórico está vinculado al antisemitismo contemporáneo, en el que israelíes y judíos son tachados de «nazis» y «racistas». La guerra israelí en Gaza, en respuesta a los horribles atentados de Hamás del 7 de octubre de 2023 y a la toma de rehenes, ha alimentado un resurgimiento de esta retórica y ha amplificado la equiparación del sionismo con el racismo. Tanto si se utiliza en círculos académicos o activistas, incluidas algunas organizaciones judías, como en la propaganda antiisraelí, esta narrativa se utiliza como herramienta política para negar el derecho del pueblo judío a la autodeterminación.
Su presencia en los campus y en los debates sobre el racismo sistémico y el colonialismo de los colonos con respecto a Israel demuestra cómo se utiliza esta falsa ecuación como arma para aislar y demonizar a Israel. Por lo tanto, equiparar sionismo con racismo no sólo es engañoso, sino también una forma peligrosa de antisemitismo, que incita al odio y a la violencia contra los judíos.