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Respuesta corta
La mentira de que Israel «cosecha órganos palestinos en Gaza» es un puro libelo de sangre, un reinicio moderno de la misma inmundicia antisemita del Libelo de Sangre de Damasco de 1840.
La conspiración estalló en 2009 con cero pruebas, impulsada por la propaganda vinculada a Hamás e iraní, y ahora ha vuelto, aderezada con imágenes de IA e hilos conspirativos.
Israel tiene una de las leyes sobre trasplantes de órganos más estrictas del mundo, que prohíbe todo comercio de órganos y garantiza una supervisión ética total. ¿Y desde el punto de vista médico? La afirmación es irrisoria. Los trasplantes de órganos no son crímenes de callejón: requieren hospitales avanzados, equipos quirúrgicos expertos, tejidos compatibles, cuidados postoperatorios y documentación legal. No se puede hacer «en secreto» en una zona de guerra.
Esta acusación no es sólo una mentira: es una fantasía antisemita grotesca y médicamente imposible, reciclada para vilipendiar a Israel y deshumanizar a los judíos, como se ha hecho durante siglos.
Respuesta larga
Una de las mentiras más absurdas y tóxicas que vuelven a circular es que Israel «extrae órganos» de los palestinos, un giro moderno del clásico libelo de sangre antisemita. Esta conspiración explotó en 2009, cuando un tabloide sueco publicó una noticia infundada en la que acusaba a soldados israelíes de robar órganos. Fue condenado por el propio consejo de prensa sueco y desmentido por los propios funcionarios palestinos.
He aquí los hechos: En la década de 1990, hubo unos cuantos casos documentados en los que se utilizaron córneas y piel sin el consentimiento familiar, procedentes de cadáveres de ciudadanos israelíes, soldados israelíes y palestinos: un fallo del procedimiento médico, no un delito selectivo ni una conspiración.
Israel lo reconoció, lo corrigió y, en 2008, aprobó una de las leyes de trasplante de órganos más estrictas del mundo, que prohíbe todo comercio e impone una rigurosa supervisión ética (la Ley de Trasplantes Humanos).La afirmación de que Israel dirige una operación secreta de extracción de órganos -especialmente en zona de guerra- no sólo es falsa, sino científicamente absurda. Los trasplantes de órganos figuran entre los procedimientos más complejos de la medicina moderna.
Requieren un entorno hospitalario estéril, equipos quirúrgicos avanzados, equipos especializados y, lo que es más importante, un receptor vivo y previamente emparejado. No se pueden extraer órganos en un campo de batalla, en la parte trasera de un camión o durante una guerra. La medicina no funciona así: es ficción médica.
Esta grotesca mentira es un moderno libelo de sangre, reciclado del antisemitismo medieval e impulsado ahora en Internet por la propaganda vinculada a Hamás e iraní, aderezada con imágenes generadas por IA para engañar a los crédulos.
En la actualidad, Israel es líder mundial en donación ética de órganos, y realiza un número récord de trasplantes que salvan vidas, incluso de niños palestinos en hospitales israelíes. Incluso en medio de la guerra, los pacientes palestinos siguen siendo tratados en los hospitales israelíes por equipos médicos diversos y altamente capacitados que les prestan atención con compasión y profesionalidad.
Las mismas personas que difunden calumnias de sangre sobre Israel guardan silencio sobre el tráfico de órganos real y documentado:
En 2009, 11 jordanos fueron detenidos en Egipto por dirigir una red ilegal de tráfico de órganos que se aprovechaba de palestinos pobres. Un estudio del gobierno jordano reveló que casi el 80% de los que «vendían» riñones eran palestinos del campo de refugiados de Baqaa.Y ése es sólo un caso: China ha sido condenada por extraer órganos de presos políticos, Egipto y Libia han sacado a la luz mafias clandestinas de órganos y, en Estados Unidos, se descubrió a personal de la UCLA vendiendo partes de cadáveres donados. Se trata de delitos reales, investigados, documentados y condenados.
¿Las acusaciones contra Israel? Cero pruebas, sólo odio antisemita reciclado, rebautizado como activismo para la era de las redes sociales.