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Respuesta corta
Cuanto más triste es la imagen, más fuerte es la indignación, y más rápido exige el mundo que Israel deje de defenderse. Hamás se dedica constantemente a fabricar una fachada de «hambruna masiva» para poner fin a la guerra según sus condiciones.
Y los medios de comunicación de todo el mundo, hipersensibles a las imágenes de niños hambrientos, lo aclaman, ¡incluso cuando las imágenes reales de Gaza cuentan una historia muy diferente!
Por eso un niño con una enfermedad genética tratado en Italia fue exhibido como «muerto de hambre», y un bebé discapacitado con parálisis cerebral fue enmarcado como «consumiéndose». Por eso un anciano que mostraba claros signos de caquexia por cáncer en fase avanzada fue exhibido como «víctima del hambre», mientras su familia, bien alimentada, permanecía a su lado.
La realidad real no coincide con el guión, pero oye… no hay problema: Hamás produce el suyo propio. ¿Y los medios de comunicación mundiales? No sólo repiten la mentira, sino que la titulan.
Respuesta larga
El sufrimiento real no necesita mentiras. Sin embargo, en Gaza, a pesar de las penurias reales de la guerra, ya se ha demostrado que está excesivamente fabricada, con escenas escenificadas, imágenes recicladas de otras guerras y teatralidad emocional, especialmente mediante imágenes de niños, la herramienta más eficaz de la propaganda moderna.
He aquí algunos ejemplos: esa historia y las imágenes de un niño de 5 años hambriento en Gaza… El 12 de junio de 2025, Israel evacuó al niño, Osama al-Raqab, y a su familia a Italia para que recibieran tratamiento por una grave enfermedad genética, no por desnutrición. Aunque su foto se hizo viral como «prueba» de la hambruna, ya estaba en una cama de hospital recibiendo cuidados.
¿Y qué pasa con el niño del cartel de la «campaña contra el hambre» de Hamás, Muhammad al-Matouq, de 18 meses? Fue presentado al mundo como «víctima de la hambruna». En realidad, padece parálisis cerebral e hipoxemia desde que nació, y necesita cuidados constantes. Su verdadera tragedia se convirtió en un arma: una mentira calculada para culpar a Israel de crímenes que nunca ocurrieron.
Las redes sociales palestinas presentaron a Salim Asfur como «víctima de la hambruna». En realidad, es un anciano que mostraba claros signos de caquexia por cáncer en fase avanzada -un síndrome de desgaste no relacionado con el hambre-, mientras su familia, bien alimentada, estaba a su lado. Su sufrimiento fue secuestrado y vendido como propaganda.
Ahora bien, sí, los gazatíes se enfrentan a verdaderas penurias: la guerra es brutal y conlleva un sufrimiento real. Pero las exuberantes afirmaciones sobre la inanición masiva simplemente no se sostienen. Y cabe preguntarse: si la realidad es tan mala, ¿por qué tienen que entrar en esta ecuación las mentiras falsas?
Los vídeos del interior de Gaza -filmados por lugareños, ONG y periodistas- muestran a adultos sanos, incluso a padres con sobrepeso, junto a niños supuestamente «hambrientos». Los mercados están abiertos y hay alimentos disponibles, aunque a precios excesivos debido a la corrupción, el robo y el acaparamiento de Hamás.
En realidad, la «inanición» masiva es la última carta de Hamás, una jugada desesperada para poner fin a la guerra en sus propios términos. Cuanto más impactantes sean las imágenes, mayor será la indignación mundial y mayor la presión sobre Israel para que se detenga. Los medios de comunicación mundiales, obsesionados con las imágenes de niños sufriendo, le hacen el juego.