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Respuesta corta
Si Israel se enfrenta por fin al régimen iraní -arquitecto del terrorismo islamista global-, el mundo debería agradecérselo, no condenarlo. Irán arma y dirige grupos interpuestos como Hamás, Hezbolá y los Houthis, al tiempo que pide abiertamente la destrucción de Israel.
Su alcance terrorista se extiende mucho más allá de Israel: desde bombardear un centro judío en Argentina hasta atacar campos petrolíferos saudíes y planear asesinatos en toda Europa. Israel no está iniciando una guerra; está respondiendo a una que Irán lanzó hace mucho tiempo.
Tras décadas de vacilación mundial, por fin alguien está pidiendo cuentas a Teherán.
Respuesta larga
Acabar con el imperio terrorista de Irán no es sólo una lucha de Israel: es un deber moral del mundo libre. Desde 1979, la República Islámica de Irán ha gobernado mediante el miedo, la represión y la violencia, aplastando la disidencia en el interior y exportando el terrorismo al exterior. Ha convertido una nación antaño prometedora en una prisión teocrática. Maltratan brutalmente a su propio pueblo. Desaparecen periodistas y los manifestantes son fusilados o ahorcados en público. Las mujeres son detenidas o golpeadas por no llevar el hiyab «adecuadamente». Sólo en 2022 ejecutaron a más de 500 personas, incluidos presos políticos.
Irán no es sólo un patrocinador del terror: es el motor que lo impulsa. Desde Hezbolá en Líbano hasta Hamás y la Yihad Islámica en Gaza, los houthis en Yemen y las milicias chiíes en Irak y Siria, Irán los arma, entrena y dirige a todos. Irán ha alimentado el caos en todo Oriente Próximo, armando a milicias en Irak para que ataquen a civiles y a las fuerzas estadounidenses, lanzando ataques con drones y misiles contra instalaciones petrolíferas saudíes, amenazando a los Estados del Golfo y trabajando activamente para desestabilizar a los gobiernos suníes.
Irán pide abiertamente la destrucción de Israel, un país situado a más de 1.500 km de distancia. Esto no se oculta; es política oficial. Sus misiles llevan estampado «Muerte a Israel», y sus dirigentes juran borrarlo del mapa. Durante más de 40 años, Irán ha armado y dirigido grupos terroristas para hacer la guerra a Israel. El 7 de octubre no fue un hecho aislado: fue el resultado brutal de cuatro décadas de estrategia iraní.
Israel no sólo se defiende, sino que se enfrenta a la fuente del terror mundial. Mientras Occidente mira hacia otro lado, Israel se enfrenta a la máquina de guerra por poderes de Irán: un régimen que exporta la yihad, desestabiliza regiones enteras y se esconde tras la mentira de la «resistencia».
Si Israel está haciendo por fin lo que otros no se atreverían, el mundo le debe un agradecimiento.